Y se nos puso un brillo en la mirada que resaltaba mi
sonrisa en tu boca, tus labios en mi hombro.
Y nos besamos de
Oscar y casi nos quisimos como en las canciones sin final. Cuando la realidad
era el deseo y nuestro momento no era de este mundo.
Tu caricia en mi pelo, y mi cuello en tu pecho. Dejé de ser
yo y quisiste ser mío.
El frío es bueno para dejar de sentir o quizá la oportunidad
para sentir más que nunca. Para acostarse y embelesarse, para tener mis manos
frías dentro de las tuyas en tus mejillas, para hacer el amor y que no importe
nada más.
Que bien me siento cuando por mi misma sé encontrar lo que
me falta en cada momento, cuando sé exactamente si prefiero café o cola cao, si
prefiero cama y peli o paseo y nieve en mi cara; quizá no haya mayor satisfacción
que la de encontrarse a uno mismo y emocionarte por ello, quizá sea ese un gran
logro y muchos tengan razón, pero yo soy más feliz cuando tú me miras. Y es que
a veces no hay palabras suficientes, pero sí abrazos. Y es que a veces te
inventas ñoñerías para darle forma a lo que sientes, y lo utilizo para tumbarme
contigo y mirarte, y tocarte el pelo, sabiendo que en la calle nieva y es
invierno, pero en nuestra cama no.
Y ahora que no estás, no vuelo alto, no siento el frío
reconfortante, tendré que imaginar que respiras en mi espalda, y me besas y me
susurras.
En una de tantas capas de las que estoy compuesta, mis
frases siempre acaban de la misma manera y
es que creo que tardaré mucho en contártelo, a pesar de eso, necesito
acabarlas así porque me da pánico que se olvide, que entre estas largas y
eternas distancias, tuvieses un vacío que te hiciese dudar por un momento. Por eso solo quiero recordarlo una y otra vez al menos dentro
de mí.
Wxyz
No hay comentarios:
Publicar un comentario