Select your language

sábado, 14 de febrero de 2015

El día que te conocí llevaba una camisa a cuadros azul y verde con unas deportivas igual de cómodas que caminar descalza. Estaba sentada en una terraza a la orilla del paseo con una copa fresca en la mano y las gafas cortando un poco el sol tan fuerte que había para ser Enero. 
El día que te conocí sonreí más que de costumbre porque estaba justo donde quería estar. Ése, día todavía no pensaba en que tenía que volver a dejarlo todo allí y subir al avión, cruzar las nubes y dejar el sol arriba donde nadie lo ve. Cuando era no se qué día, a no se qué hora, me preguntaste que si me había gustado tan poco la copa como para dejarla casi intacta. El día que te conocí no quise conocerte. Giré la cara hacia Niki y me repetí que no eras tú, que no era yo. El día que te conocí saliste a buscarme sin darme cuenta, cuando me tuviste, me sazonaste un poquito con hierbas para que supiese deliciosa en tu boca cuando me probases, para asegurarte de que era tu toque y no  el de otro. 
           El día que te conocí te quedaste con intriga y quisiste estirar los minutos hasta el infinito, donde en algún punto desconocido dos rectas se chocan y dejan de ser paralelas. El día que te conocí no imaginaba que tendría contigo conversaciones sobre trigonometría a través de una pantalla de ordenador, mirándonos y tocando lo más próximo del otro. El día que te conocí se aceleró mi corazón como hacía años que no me pasaba, y empecé de nuevo a decir cosas ñoñas de esas empalagosas de las que nos reíamos. El día que te conocí estoy obligada a recordarlo una y otra vez aunque no quiera porque fue el final de una etapa de cuyo nombre no me acuerdo.
El día que te conocí utilizamos en una sola frase más palabras intelectuales que las que suele usar cualquier persona de nuestra generación; y eso nos pareció tan enigmático que quisimos que no se acabara nunca.
           El día que te conocí no pareciste un gato pardo más. No parecías de hecho un gato, que era lo que más me encantaba. Tu “Abajo los gatos” y nosotros contra ellos.
El día que te conocí no llevabas tu colonia favorita, ni conjuntabas tus boxers con tus calcetines, no pisabas con firmeza, ni detestabas el olor a humo. Pero me encantaste igual.
El día que te conocí llevaba tiempo sin buscar entre mis sábanas aquel antifaz para conciliar el sueño. Llevaba tiempo sin que el sol entrase por los agujeros de la persiana porque no estaba en casa.
El día que te conocí dibujé en la pared una silueta abstracta de lo que había significado esa tarde.
El día que te conocí jamás imaginé que tendrías el coche de mis sueños, ni que te gustara mi color favorito ni que ambas cosas serían combinables y quedarían exquisitamente elegantes.
El día que te conocí no pretendía que fueras fuente de inspiración de posteriores disertaciones sobre mi limbo.
         El día que te conocí no creímos encajar de tal manera que nos daría miedo, hasta el punto de querer desaparecer por si se volvía un monstruo.
El día que te conocí no pensé que semanas después te tendría en mi cama y que no querríamos salir a ver la nieve, los adoquines, la silenciosa ciudad…
El día que te conocí pensamos que ya era nuestro momento.
El día que te conocí hubiera sido un placer no haberte conocido.



Wxyz

No hay comentarios:

Publicar un comentario