Si yo no pretendía encontrarte,
fuiste tú quien se empeñó en que te contase cosas sobre mí. Si yo me negué
desde el minuto cero a que fuese más allá de unas letras escritas a kilómetros de distancia,
pero fuiste tú quien sentía cada vez más ganas insaciables de seguir leyéndome.
Sabes como yo, que te pedí que no, que me escogieras como buena confidente y
nada más, pero no fuiste capaz de simplemente aceptarlo, tuviste que comprar un
billete porque necesitabas abrazar un mes de carcajadas. Un mes donde dejaste
que tu imaginación creara mil y una historias donde estaba contigo. Lo más
incomprensible es que yo, sí me resistía y eras tú quien le daba la importancia
mínima.
Si yo no quería ser tu persona,
ni de noche, ni de día, ni en momentos de estrés máximo, ni en mañanas de lunes
desde la cama a las 07:45, ni a la que miraras en tu pantalla de móvil, ni ser
la razón de tu cambio de foto en Whats, ni el orgullo de tu Enero. Si yo me
limitaba a desmontar tu imperio; pero eras tú el que dedicaba 31 horas al día a
decirme lo inusual de esa especie de imán que era para ti.
Si en todo momento intenté
multiplicar por 5 la distancia que existía para que no hubiese motivo de
derrota en esta batalla que estaba suponiendo yo, conmigo y contra mí. Pero lo
hice… no lo pretendía pero tú sí, y me encontraste. Ahora soy yo la que
necesita, la que se empeña, la que no se va, la que divide la distancia por 70
y no lo consigue por mucho que lo intente.
Wxyz
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