Que maravilla cuando me tachas
creyendo que no te veo. Y te escapas, y me quedo plantada en medio de la calle
mirando por donde has venido a dejar sobre la acera, la caja de madera que te
di hace meses. Donde tenías guardado hasta el último tapón de botellas del
mundo, de tu mundo recorrido de punta a punta. Casi de la misma manera que
recorriste mi cuerpo, no como un viaje rápido y con billete de vuelta, pero sí
inesperado y desconcertante. Tanto, que de tanta magia que había, se ha ido
como el viento por miedos terrenales que provocamos desde el momento en el que
tocaste mi pelo con tus manos frías del desierto entre las nubes por donde
viniste. Donde dejaste las ganas con las que nos comíamos a suspiros.
Bilateralmente fluían por mar, por tierra y por aire. Sobre ruedas, aspas o
hélices de motores que éramos capaces de mover tú y yo.
Wxyz
No hay comentarios:
Publicar un comentario